En todas las disciplinas científicas y tecnológicas, es necesario crear nuevos términos para describir nuevos objetos, partes de objetos o procesos. La creación de términos se hace principalmente a partir de material textual existente, y se realiza a través de procesos como los siguientes:
- Combinar material textual existente ("neologismo"), p.ej. e-learning (del inglés electronic learning), blogging (del inglés Web y logging)
- Derivar ("neologismo") mediante sufijos o prefijos, dando lugar a palabras emparentadas, como analizar, análisis, analíticamente
- Crear términos simples ("neologismos") o dar un significado nuevo a los ya existentes, p.ej. en la informática software (creado a partir del inglés "hardware" = material de ferretería), protocolo, ventana
- Crear términos complejos ("neologismos"), p.ej. mando a distancia del vídeo, teclas rápidas, unidad de almacenamiento óptico, etc.
- Crear formas breves ("neologismos"), UCP (por unidad central de proceso), WLAN (por wireless local area network, red inalámbrica de área local)
- Adoptar términos de un idioma distinto ("préstamos"), p.ej. chándal (que en francés designa una prenda de lana, no necesariamente deportiva), potaje (que en francés [potage] designa una sopa sencilla, sin legumbres)
- Adopción de términos de una disciplina distinta ("préstamos"), p.ej. ratón (que pasa de la zoología al mundo informático), puerto (del mundo náutico al informático) [Fuente: adaptado de DIN 2330, p. 9]
Para formar términos compuestos y complejos, las lenguas germánicas y eslavas, por ejemplo, combinan elementos morfológicos en secuencias abstractas, mientras que otras, como las romances, utilizan enlaces lógicos explícitos (p.ej. preposiciones) para formar estructuras compuestas por varias palabras (cf. Wright y Budin, 1997:14).