No hay duda de que la terminología es cada vez más importante en la sociedad actual. La terminología juega un papel importante en diversos ámbitos, como la normalización, la traducción, la documentación técnica y la adaptación regional de programas informáticos.
Sería suficiente echar un vistazo a cualquier disciplina para descubrir la necesidad creciente de disponer de vocabularios especializados (terminologías), debido, por ejemplo, a la especialización y la creciente innovación en todos los campos. A menudo ocurre que no existe la terminología necesaria en la lengua o cultura de destino hacia la que se traduce, y hay que crearla. También ocurre que hay que realizar traducciones de una lengua de origen a muchas lenguas de destino, lo que implica que hay que resolver problemas de terminología en la lengua de origen, con el fin de crear terminologías multilingües. Por útlimo, la terminología es esencial cuando varios equipos de traductores ubicados en distintos lugares del mundo trabajan en el mismo proyecto de traducción o adaptación regional, y la calidad es un factor irrenunciable.
Aunque hay poca información disponible respecto al rendimiento del capital de la gestión terminológica, es un hecho que una terminología exacta y completa mejora la productividad de los traductores, los escritores técnicos y, en consecuencia, de las compañías en su conjunto. Por ejemplo, un estudio realizado en el J.D. Edwards Honor Program de la Universidad de Nebraska en 1998 mostró lo siguiente:
"Los resultados de este estudio muestran que en el seno de J.D. Edwards, cambiar, en la memoria de traducción destinada a software y documentación, un término no gestionado, en un solo idioma, cuesta aproximadamente 2000 dólares estadounidenses" (trad. de Martin y Karsch 2001: 19).